domingo, 9 de julio de 2017

Todos abordo de la Fragata Sarmiento!!!

By Sole

Fue construida en Gran Bretaña bajo la supervisión del Capitán Manuel Domecq Garcia, quien fuera designado comandante- inspector del buque escuela cuando la fragata aun era un proyecto. De hecho su primer viaje partió desde Liverpool hacia Buenos Aires el 14 de julio de 1898, arribando el 10 de septiembre del mismo año. Habiendo pasado esta gran prueba de fuego ya estaba lista para su primer viaje oficial.

Funcionó como buque escuela entre 1899 y 1939, tiempo durante el cual realizó 37 viajes de instrucción por el mundo de los alumnos de la Escuela Naval Militar; posteriormente sus recorridos se fueron acotando a viajes quincenales por el mar, finalizando en su última etapa en navegaciones por los ríos Uruguay, Paraná y Río de la Plata. En la década del 60 se convirtió en Buque museo, oficialmente inaugurado el 22 de Mayo de 1964.

Ahora que ya sabemos un poco de la historia de la fragata pasemos a la actualidad. Puerto Madero. Más precisamente Juana Manuela Gorriti al 600. Era sábado por la mañana, apenas pasadas las 10 hs; los primeros visitantes ya estaban pagando el “simbólico” bono contribución. En los alrededores una pareja de novios y una quinceañera posaban frente al imponente buque siguiendo las órdenes de sus respectivos fotógrafos.


La imponente Fragata en Puerto Madero

Cruzamos la plataforma que nos separaba del navío “embarcándonos” en un interesante recorrido por el interior del mismo. Ni bien pisamos la cubierta quedamos impresionados por lo bien conservado que estaba todo, a tal punto que parecía que en cualquier momento zarpábamos. Pagamos el bonito, y decidimos comenzar el paseo por el sector que estaba debajo de la cubierta. Notarán en esta descripción mis escasos conocimientos sobre las partes del barco.

Descendimos siguiendo las instrucciones de cómo hacerlo –de espaldas al vacío- para disminuir el riesgo de accidentes. Comenzamos caminando en sentido de las agujas del reloj, encontrándonos con el acceso a la zona de máquinas; si bien desde ahí se podía ver algo, el sueño de todo ingeniero que ame esa sucesión de mecanismos se encontraba un nivel más abajo. Solo por curiosidad seguimos descendiendo mientras imaginábamos el calor que debía hacer en ese lugar cuando las grandes calderas del barco estaban en funcionamiento. Aun se conserva parte del equipo utilizado para cargar la máquina con carbón. Debían pasarlo muy mal los trabajadores de esta área…



Tras regresar al nivel anterior continuamos con el recorrido. Pasamos por una sucesión de salones en los que estaban expuestos artículos de diarios, infografías, varios mapas muy interesantes en los que se detallaban los recorridos de los viajes, armas, uniformes de la tripulación y algunas curiosidades como un pesadísimo traje de buzo, un torpedo y hasta un enorme perro embalsamado.



Justo coincidimos en la sala donde estaba el perro con un nene de unos tres o cuatro años acompañado de una mujer que debía ser la abuela. Con la curiosidad típica de la edad, el niño le hacía preguntas de manera bastante insistente sobre el animal, que la señora respondía con evasivas hasta que no le quedo otra que responder “el perro falleció”, a lo que el pequeño respondió con toda naturalidad “ah, se murió”. Nunca dejan de sorprender!

Nos resulto muy interesante ver los camarotes de los tripulantes de rango superior, que además de la litera tenían un escritorio y hasta una pequeña biblioteca. Los que no eran tan agraciados eran los de rango inferior que cada noche tenían que desenrollar y colgar su coy simil hamaca paraguaya en el gran salón, “disfrutando” de una noche carente de confort y privacidad.

Nos detuvimos uno minutos en el comedor, actualmente devenido en “micro cine” donde en ese momento estaban proyectando antiguas imágenes de la fragata pronta a partir mostrando todo su esplendor. Imágenes en el recuerdo…

Tuvimos que esperar unos segundos para volver a la cubierta mientras un par de personas, haciendo caso omiso a los carteles, bajaba por la escalera destinada a subir, dándole la espalda a la misma y mirando el vacío… todo al revés!!! El resto del recorrido incluyó timones y cañones que no pudimos evitar tocar –y sacarnos la correspondiente foto-, brújulas, y distintos modelos de botes de desembarco y salvavidas.

Disparen cañones!!!



Confirmando mi teoría de que debe ser una visita muy interesante para los chicos, nos cruzamos con un hombre sexagenario que con gran entusiasmo hablaba sobre la función de los distintos objetos con los que se iban cruzando a un público miniatura que lo escuchaba con gran atención. Un paseo ideal para los abuelos con sus nietos.



Antes de desembarcar pasamos por los sanitarios que tengo que admitir que me sorprendieron gratamente; lejos del mugriento baño público que esperaba, estaban en un estado aceptable y lo más lindo fue que conservaban su aspecto original con unas curiosas puertitas con herrajes muy originales –lástima que no les saqué una foto-.

Habiendo visitado todos los sectores accesibles al público dimos por terminado el paseo por una de las Fragatas más famosas del país. Interesante, accesible y apta para grandes y pequeños, en fin, una de las paradas obligatorias si están de paseo por Puerto Madero!!!

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