domingo, 25 de junio de 2017

Damas y caballeros, con ustedes: "El teatro Colón"!!!

By Sole

Sábado 25 de Junio 2016

Continuamos nuestra exploración urbana visitando el Teatro Colón. Habíamos intentando hacer el recorrido varios meses atrás, pero en esa oportunidad el sistema no estaba funcionando por lo que no se podían comprar las entradas y en consecuencia las visitas guiadas estaban suspendidas. Esta vez la suerte estuvo de nuestro lado pudiendo comprar los tickets para la visita que comenzaba en menos de 10 minutos –salen cada 15 minutos con hasta 34 participantes-.

Puntualmente se hizo presente la guía que iba a acompañarnos. Uno a uno fuimos pasando a un sector del hall principal donde había una pequeña exposición de vestuario. Para evitar decepciones futuras en ese mismísimo momento nos informó que la visita no incluía el sector donde se confeccionan y se conservan escenografías y vestuarios utilizados en las obras, por lo que esta era nuestra oportunidad de observar lo poco que podía verse. Uno de los aislados recuerdos que tenía de mi visita anterior –unos 25 años atrás con el colegio- era haber estado en los talleres relacionados con esas tareas.

Mientras terminaba de aglomerarse el grupo pudimos observar vidrio de por medio un par de trajes con exquisitos detalles, y una excelente confección. Apostaría que estaban mucho mejor hechos que gran parte de la ropa que compramos en negocios de primeras marcas; más allá del valor histórico por haber formado parte de importantes obras, su valor económico no debe ser desestimable.

También fuimos informados que el recorrido iba a tomar unos 50 minutos; estaba permitido tomar fotos, pero no utilizar el flash ni hacer grabaciones de audio ni visuales. Si bien reiteró esto varias veces, y hasta se ofreció a ayudar a configurar los teléfonos celulares para desactivar el flash hubieron varias personas que hicieron caso omiso al pedido… 

La visita se inició oficialmente frente a la majestuosa escalera principal por la se accede a la sala. Lejos de lo que uno imaginaría, la puerta principal del teatro no está en la avenida 9 de Julio sino en la Av. Libertad desde la cual se ingresa al hall donde estábamos parados. Y después viéndolo desde afuera, tiene sentido.

Entrada principal del teatro

Como no podía ser de otra manera, el relato comenzó con un poco de historia para “desasnarnos”. Este no fue el primer teatro Colón que hubo en Buenos Aires, de hecho el primero que funcionó entre 1857 y 1888 estaba frente a la Plaza de Mayo, en la manzana donde actualmente está el Banco Nación. El teatro actual fue inaugurado en 1908 tras 20 años de construcción, durante la cual pasaron tres arquitectos europeos que sin dudas le dieron un estilo que recuerda a los palacetes del viejo continente. Según los que saben, tiene un estilo ecléctico tomando elementos franceses e italianos. 

Volviendo al presente… mientras escuchábamos a nuestra guía no podíamos dejar de observar todos los detalles y el exquisito diseño de ese hall y la escalinata, en los que parecía que no se había escatimado en gastos. Mármol de Carrara en las escaleras, de Verona en las columnas y de Siena en la balaustrada, vitrales en el techo, mosaicos formados con miles de pequeñas teselas en los pisos, imponentes luminarias y arañas, y paredes revestidas con técnica estuco convivían en armonía creando un majestuoso hall de ingreso digno de un palacio.

Vitral del techo

Pusieron uno por uno???

Como si fuésemos invitados de honor, subimos las escalinatas de mármol blanco, con una alfombra roja central, llegando a otro ornamentado hall, el “Foyer de los bustos”, dedicado a 8 compositores de óperas - Beethoven, Mozart, Bellini, Bizet, Rossini, Gounod, Verdi y Wagner - cuyos bustos y nombres ocupaban un lugar destacado en los dinteles de las puertas-ventanas. Nuestra curiosa guía fui describiendo uno a uno a estos artistas, tarareando en algunos casos fragmentos de sus obras más famosas.

Foyer de los Bustos

Seguimos por el salón dorado, en el cual como su nombre lo indica prevalecía ese color. De estilo francés, presentaba relieves en paredes y techos con técnica de dorado a la hora, columnas talladas, imponentes luminarias, espejos –daban la sensación de estar en un ambiente más grande-, pisos de madera y hasta un vitral. Un detalle al que no habíamos prestando atención hasta ese momento era el del material de los pisos… los lugares de más tránsito del teatro tenían pisos con mosaicos, mientras que los de menor circulación como este salón de madera. Actualmente esta sala se utiliza para ensayos, selección de artistas, exposiciones y pequeños conciertos.

Salón dorado I

Salón dorado II

Para el final estaba quedando lo mejor: la sala principal!!! El gran salón donde se llevan a cabo los grandes espectáculos está rodeado de pasillos con puertas a través de las cuales se accede al mismo. Salvando las distancias, el corredor por el que fuimos caminando me tele-transportó varios años atrás al aula Magna de la Facultad de Medicina de la UBA; la voz de alto de nuestra guía rápidamente me devolvió a la realidad. Nos paramos junto a una de las puertitas, y paulatinamente fuimos ingresando al palco principal, ubicándonos en las 34 sillas que posee. Ahí se develó el secreto de porqué las visitas guiadas son de grupos de hasta 34 personas.

IMPONENTE!!! Creo que es la mejor palabra que describe este lugar. Desde nuestro lugar privilegiado teníamos una excelente vista del escenario -en ese momento oculto tras un gran telón de 48 metros de altura-, los palcos dispuestos en varios niveles, y las 22 filas de asientos. Separando la platea del escenario estaba el foso, un espacio especialmente diseñado para la orquesta con capacidad para 120 músicos. Por debajo de los palcos, a la altura de la platea aún se pueden observar las rejas desde donde las viudas podían presenciar las obras –básicamente escuchar- sin ser vistas por el resto de los asistentes. Una inhumana costumbre que afortunadamente fue prohibida hace ya varias décadas. Con sala llena, unas 2700 personas pueden disfrutar –obviamente con distinto confort y visión- de un espectáculo al mismo tiempo.

Sala principal

Coronando la sala, la cúpula. Difícil estimar las dimensiones de ese gran “platillo” en el que actualmente se puede observar una pintura del argentino Raúl Soldi. Habiéndose deteriorado la original pintada por el artistas francés Marcel Jambon producto de filtraciones, en 1966 fue inaugurada la actual que se encuentra rodeando una gran araña de 7 metros de diámetro de más de una tonelada de peso y 730 lamparitas. Y eso no es todo, ahí en las alturas dentro de esa plataforma hay un corredor que es utilizado en algunas obras por músicos y actores generando un efecto especial de voces celestiales y coros de ángeles.

Intento de foto de la cúpula

Más allá de la estética, este salón tiene una acústica casi perfecta. Durante las obras ni los músicos, cantantes ni actores utilizan micrófonos; el perfecto diseño hace que el sonido fluya y alcance todos los rincones del lugar. En una de sus visitas el tenor Luciano Pavarotti –una autoridad en el tema- haciendo referencia al tema enunció: “El Teatro Colón tiene un grandísimo defecto; su acústica es perfecta. Imaginen ustedes lo que eso significa para un cantante. Si uno hace algo mal, se nota enseguida".

Habiendo quedado impresionados con la belleza e imponencia de esa gran sala vacía, no puedo imaginar lo que debe ser llena de gente, con todas las luces encendidas y el telón levantado durante una función. 

Lamentablemente, con esto finalizaba esta interesantísima visita. Los cincuenta minutos habían pasado tan rápido que nos quedamos con ganas de un poco más. Tal vez algún día volvamos con tickets en mano… Si fuese clarividente apuesto que nos visualizaría paraditos viendo una obra desde el paraíso –en lo más alto y alejado del escenario- y no precisamente en el palco principal.

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