domingo, 31 de marzo de 2013

Dubrovnik -Isla Lopud

By Sole

Mayo 2012

Luego de una apacible noche, nos levantamos tempranito. Desayunamos en el balcón lo que habíamos comprado el día anterior en el supermercado: jugo de naranja, leche chocolatada, pan y galletitas jaffa. Estas galletas son buenísimas!!! masa, mermelada de naranja (también las hay de cherry) y baño de chocolate.
Una vez más fuimos a Old town, a la mejor hora, cuando aún la masa de turistas no había llegado, y aprovechamos para sacar algunas fotos.



Ese día teníamos planeado ir a la isla de Lopud, una de las islas Elafiti. A esta isla se accede por medio de un ferry que sale del puerto Gruz, el mismo al que habíamos llegado el día anterior. Esta vez, en lugar de taxi, tomamos el bus local. Compramos los tickets en una de las boleterías que estaba ubicada cerca de la Puerta de Pile, y por 10 kunas (kn) cada uno llegamos al puerto. Ahí enseguida encontramos la oficina de Jadrolinija donde compramos los tickes del ferry, ida y vuelta, por 76 Kn para los 2. El barquito salía a las 10 hs, aún faltaba 1 hora, por lo que decidimos caminar un poco por la costa.

No faltaron cosas para ver. A pocos metros de donde estábamos encontramos un mercado de verduras y pescados. Nos llamó la atención la frescura, y la calidad de las frutas y verduras que vendían en el lugar, así como la variedad de pescados y mariscos. Saliendo de ahí encontramos una panadería o “Pekarna”, donde no faltaba el tradicional strudel de manzana. Compramos una porción para hacer el "second breakfast".

Cruzamos la calle y llegamos al puerto donde había amarrados varios barcos y lanchas. Había algunos con el aspecto de los barcos piratas de las películas, que aparentemente se alquilaban para hacer fiestas en el mar. Nos sentamos en un banco de cemento que había frente a uno de estos barcos, donde degustamos el strudel. No tardó en llegar una pareja que hablaba en inglés a sacarse una foto. Mientras él maniobraba la cámara, ella posaba con los brazos abiertos delante de la punta del barco tarareando la canción de Titanic “My heart will go on”… sin palabras. Entre el mercado, el strudel y la simil Kate Winslet, se fue haciendo la hora de partir.

Poco a poco fuimos subiendo. Como era sábado, había mucha gente local, que iba con sus canastas a hacer un día de playa a la Isla. El día estaba hermoso y se prestaba para cualquier tipo de excursión. Nos sentamos en la cubierta, con el sol y el vientito golpeando en el cuerpo. Algunos de los compañeros de viaje, ya estaban comiendo.





Luego de un rato, el ferry rodeó la isla de Kolocep, la primera de las Elafiti, donde se detuvo para que subieran y bajaran pasajeros. Rápidamente continuamos viaje hacia Lopud, donde descendimos 50 minutos después de haber iniciado el viaje, en un puerto pequeño, acorde al tamaño de la isla.





En la oficina de turismo nos proporcionaron un mapa de la isla con los distintos senderos.
Elegimos el camino que estaba identificado con el nombre de Getina, la calle de la que partía. En la zona más cercana al puerto había varias casitas, que a medida que nos fuimos adentrando y ascendiendo en la isla fueron haciéndose cada vez más aisladas hasta desaparecer. Luego de caminar algunos minutos llegamos a una bifurcación del camino que llevaba a la iglesia Sv. Ivan. Hacía ahí fuimos! Ascendimos unos cuantos metros por un camino solitarios que nos condujo a lo que quedaba de una iglesia (uno de los monumentos más antiguos de la isla), y a un espectacular mirador desde el que se tenía una vista panorámica de la parte poblada de la isla, la más cercana al puerto, y de las islas vecinas.



Luego de sacar varias fotos, es un lugar que realmente merece ser fotografiado, regresamos sobre nuestros pasos hacia el camino principal, en busca del desvío que nos conduciría al fuerte de la isla. No fue difícil encontrarlo ya que estaba señalizado y el sendero se encontraba en óptimas condiciones. En el trayecto, que se transformaba en un pequeño bosque, tuvimos que esquivar a un grupo de adolescentes que hablaban inglés, que estaban sentados en ronda en el suelo, escuchando a un hombre más grande hablar… impresionaban estar en un viaje de estudio o tal vez un retiro espiritual o campamento.
Tras algunos minutos, nuevamente en ascenso, llegamos a un sector con menos vegetación, hasta aparecer frente a nuestros ojos el fuerte. En realidad eran los restos de un antiguo fuerte de piedra, ubicado en una zona estratégica, que permitía tener una excelente vista de todos los territorios vecinos, seguramente para anticipar cualquier invasión enemiga. No estuvimos mucho tiempo ahí, ya que había abundante cantidad de excremento animal diseminado por el lugar, y no teníamos idea a qué tipo de alimaña pertenecía.



Regresamos otra vez más al camino principal que habíamos tomando en un principio, adentrándonos en la isla. Fuimos pasando por varias iglesias, la mayoría en pobre estado de conservación. Aparentemente para fines del siglo 16 había unas 70 iglesias en el lugar, por lo que es muy probable que uno se cruce con varias, tome el camino que tome.
A mitad de camino tomamos un desvío que conducía a la playa… Cuando uno lee información turística hablan de las grandes playas de la isla, bla, bla, bla. A menos que hubiese alguna escondida, la que vimos nos pareció de una pobreza extrema; super pequeña y justo delante de la misma el agua era marrón! La otra posibilidad es que se refirieran a la playa nudista, identificada con las letras FKK, que no vimos, y tampoco buscamos.



Como ya era el mediodía, nos sentamos en un banco cerca de esta, a comer los sandwichs de sunka y gouda cheese. A pocos metros se nos estacionó un carrito como los de golf con la música de Michel Telo, "Ai eu se te pego”. Quien iba a decir que la canción del verano de Brasil, popularizada por Neymar se iba a escuchar en ese recóndito lugar del mundo.
Luego del almuerzo musicalizado por el carrito que trasladaba gente entre el puerto y la playa, tomamos un camino más corto que nos dejaba directamente en el puerto, identificado en el mapa de la isla como Od Sunja.

Rápidamente llegamos a destino, deteniéndonos a descansar en un pequeño jardín botánico que había frente a la costa.
Esta isla con alrededor de 200 habitantes, parecía haber conocido mejores momentos. En el recorrido vimos varias casas y hasta un hotel abandonado. 
Mientas esperábamos que llegar el barco que nos llevaría de regreso a Dubrovnik, no pudimos dejar de tomar un helado!

El regreso fue tranquilo. Como en la cubierta había mucho sol, casi todo el tiempo estuvimos sentados en el interior del pequeño Ferry.

anterior/ siguiente

jueves, 28 de marzo de 2013

Dubrovnik - Final del 1º día

By Sole

Con el estómago lleno seguimos caminando hasta llegar al Monasterio Franciscano. En el mismo se encuentra la tercera farmacia más longeva de Europa, que data de 1317, y que es la más antigua en continuidad de funcionamiento. En el interior del monasterio había un jardín central, rodeado por una galería, con 2 salas de exposición que albergaban algunos libros, vestimentas y artículos de orfebrería. En las paredes de una de las salas aún están los rastros de los bombardeos, que fueron dejados así para testificar lo sucedido. No tenemos fotos de ninguna de estas cosas porque estaba prohibido tomar fotografías en el interior del sector museo.




Antes de regresar a nuestra habitación pasamos por el supermercado. Me resulta muy interesante recorrer los supermercados de los diferentes lugares que visito; lugares de visita obligados como si fueran museos! Dan una idea de algunas costumbre culinarias locales, y el grado de invasión de los productos de empresas multinacionales. En el interior del local decidimos repetir la experiencia italiana: comprar pan y fiambre para hacer sándwiches. Sería suficiente con el inglés para cumplir el objetivo??? Nos acercamos al sector fiambrería y vimos que había varios quesos y embutidos, y algunos panes. Había un queso en barra con una etiqueta que decía “Gouda Cheese”. El tema embutidos era un poco más complicado porque no teníamos idea si lo que estaba frente a nuestros ojos se parecería a un jamón cocido, paleta, lomo ahumado o salchichón.  Apostamos a uno que decía “Sunka Deluxe” (con un sombrerito en la S, que después descubrimos que se pronunciaba “Shunka”). Entre inglés y algunas señas hicimos el pedido, obteniendo justamente lo que queríamos!
Compramos una cerveza o “pivo” en el idioma local, y algunos alimentos más para picar esa noche y desayunar el día siguiente. Teníamos pensado volver a la habitación e irnos a dormir temprano para levantarnos temprano el siguiente día.
Con nuestra bolsa de las compras en mano, subimos los 380 escalones que nos separaban de la casa de los Peric. El costo de tan espectacular vista era descender y sobre todo ascender todos esos escalones. Cada salida había que planearla bien y no olvidarse nada. Pero la verdad, la vista valía todo el esfuerzo físico.
Esa noche hicimos una picada en el balcón viendo el atardecer. Divino!




Un detalle que había olvidado. Al acostarnos observamos que la cama tenía la sábana de abajo, digamos la funda que recubre el colchón, y sobre esta una especie de acolchado, sin ninguna sábana intermedia. Al principio dijimos “qué raro! Se habrán olvidado la sábana”, pero después descubrimos que no se habían olvidado nada, y tanto en las ciudades croatas que visitamos como en Budapest tenían el mismo tipo de ropa de cama.

anterior/ siguiente

miércoles, 27 de marzo de 2013

Dubrovnik - Old Town

By Sole

Tomamos las calles con pendiente por las que habíamos llegado en el taxi, hasta llegar a la entrada de la ciudad amurallada, Old Town. Como su nombre lo indica es la parte más antigua de la ciudad, que se encuentra rodeada por una muralla de 2 km de longitud y 16 torres de vigilancia. Tiene una calle principal, Placa, de unos 500 metros, que conecta las dos entradas, la Puerta de Pile y la Puerta de Ploce. Nosotros estábamos más cerca de esta última, por lo que fue durante la estadía nuestra principal vía de ingreso y egreso al lugar. En las entradas aún se pueden observar las grandes puertas que antaño se cerraban durante la noche para proteger a los habitantes de los ataques externos.
Tanto las construcciones como sus calles peatonales son de piedra. Placa está en lo que sería la zona más baja de la ciudad; de esta parten calles transversales que se van transformando en solitarias escaleras ascendentes. La región más céntrica se encuentra poblada de negocios, muchos de los cuales venden souvenirs, y restaurantes de todo tipo con mesas en las calles, cubiertas por toldos o sombrillas; muy pintoresco.



Cuando ingresamos aún era temprano y había muy poca gente. Old Town es un área peatonal, pero en las primeras horas de la mañana se suelen ver motos o pequeños vehículos motorizados que acarrean mercadería a los restaurantes y negocios. Caminamos por las lustrosas calles, de un extremo al otro de la ciudad, tratando de identificar las edificaciones sobres las que habíamos leído en la guía que teníamos. Es un lugar maravilloso, es como ingresar en un cuento.
Al salir por la puerta de Pile, llegamos un jardín con unos árboles que tenían unas flores pequeñas con muy rico aroma, parecido al de los azares, que hicieron que Dubrovnik fuese la ciudad con mejor olor de todas las que visitamos. 

Luego de un rato, regresamos a la casa de los Peric. La habitación ya estaba lista! Esta era en el primer piso, con un balcón con una impresionante vista del mar, la isla de Lokrum y parte de Old Town. Enseguida pusimos atención en la mesa con sillas que estaban en el balcón, que serían nuestro lugar de desayuno y descanso de los siguientes días.

Nos pusimos ropa más cómoda y volvimos a salir. Otra vez bajamos a Old Town; nuestra siguiente actividad era recorrer la muralla. Tras pagar 70 Kunas, y subir una escalera llegamos a la parte superior de la misma. Realmente vale la pena visitarla. Desde arriba se tiene una vista panorámica de Old town con sus calles y techos de tejas con diferentes tonalidades. En el año 1991 la ciudad fue bombardeada por serbios y montenegrinos, resultando afectados durante los ataques gran parte de las edificaciones. Luego de más de 20 años, aún se pueden ver en algunos lugares las consecuencias de los brutales bombardeos. Casi todos los techos tuvieron que ser reparados, evidenciándose en la coloración más brillante y colorada de las tejas, que contrastan con las más oscuras y opacas de los tejados que no fueron dañados.
No menos impresionante es la vista que ofrece del mar y la isla de Lokrum, ubicada frente al viejo puerto. Aun desde la altura en la que estábamos podíamos ver la transparencia del agua, que permitía visualizar el sector subacuático de las rocas que había en la costa.



Luego de caminar cerca de una hora llegamos al punto de partida. Ya era cerca del mediodía y el sol se hacía sentir. Cuando estábamos saliendo, vimos que había una larga fila de un tour de orientales con sus mega- cámaras esperando para comprar los tickets para entrar. Fue la mejor decisión que pudimos tomar al ir temprano, ya que pudimos recorrerla tranquilos, y sacar decenas de fotos sin tener tanta gente que se interpusiera.

Dimos unas vueltas más por algunas de las calles que habíamos caminado a la mañana y por otras que fuimos descubriendo, buscando un lugar lindo para comer. Terminamos encontrando un pequeño restaurante en una calle interna poco transitada, con unas 5 o 6 mesas en la calle, "Konoba Lanterna". Nos atendió un mozo muy atento y pulcro. Elegimos 2 platos con pescados, estando tan cerca del mar hubiese sido tonto no probar a los habitantes de sus aguas. Las víctimas fueron un pez de carne blanca que venía acompañado de salsa de tomate y arroz, y un atún grillado al ajo con espinaca. 

martes, 26 de marzo de 2013

Dubrovnik - La llegada

By Sole

Mayo 2012

El ferry nos dejó en el Puerto Gruz, el más grande y nuevo de la ciudad. Tras el sellado del pasaporte entramos en tierra croata. El próximo desafío era llegar a Peric Rooms, el alojamiento que habíamos reservado. Ya nos habíamos contactado previamente con los dueños del lugar que nos habían informado que por la ubicación de la casa, la mejor manera que había para llegar era con un taxi.


Dubrovnik es una ciudad que se extiende en la costa del mar Adriático, con mucha más extensión que profundidad. La mayor parte de los habitantes viven en casas que se encuentran emplazadas en la ladera de las montañas; para acceder a la mayoría de las mismas hay que ascender bastantes metros, ya sea mediante las zigzagueantes carreteras o las largas escaleras que hacen de calles para los peatones.

Una cantidad menor de gente vive en la vieja ciudad amurallada, Old Town, declarada patrimonio de la humanidad por Unesco. 

No bien salimos del puerto encontramos varios taxis esperando clientes. Nos acercamos a uno cuyo chofer, para nuestra fortuna hablaba inglés. Le mostramos el papel donde teníamos la dirección a la que íbamos y le preguntamos el costo, para ver si coincidía con los que nos habían dicho los Peric. El precio coincidía con lo que esperábamos, así que subimos al auto.
Como aún no eran las 8 de la mañana, en el medio del trayecto el taxista nos pidió el número de teléfono de Peric para informarle que estábamos yendo para allá y sospecho que para pedirle información adicional de cómo llegar. Enseguida sacó su teléfono celular y se puso a hablar, obviamente en croata! Fue raro, no entendía nada de lo que estaba hablando, y la conversación se extendía en el tiempo, teníamos que confiar en la honestidad del hombre, en  que realmente estaba hablando con los Peric, y no estaba perpetrando un secuestro u otro acto delictivo junto a sus cómplices al otro lado del teléfono.
  




Nuestro alojamiento estaba en el extremo opuesto al puerto nuevo o de Gruz sobre la montaña, por lo que tuvimos que recorrer varios kilómetros y subir varios tramos de calles inclinados. Luego de unos 15 minutos llegamos a destino. El taxista era un hombre honesto y había hablado con la Sra Peric! 
Frente a nuestros ojos apareció una casa de 2 plantas, revestida en piedra blanca, con un gran patio exterior donde había una mesa con sillas y muchas plantas y flores. Enseguida apareció la Sra Peric, una mujer muy amable, de fisonomía centroeuropea, que nos dio una cálida bienvenida. Nos ofreció algo para tomar y sentarnos en el patio, mientras preparaba la habitación.







Nuestra primera impresión de los habitantes de Dubrovnik fue muy buena; gente muy amable y servicial. Nos llamó mucho la atención lo que hizo el taxista, porque no estamos acostumbrados a ese tipo de actitudes en Buenos Aires.

El día prometía ser espectacular y queríamos aprovecharlo al máximo, así que dejamos las valijas en la casa y nos fuimos con las mochilas a recorrer Old Town.



anterior/ siguiente

domingo, 24 de marzo de 2013

Bari- Dubrovnik: como Di Caprio en el Titanic

By Sole

Volvimos a ingresar a la terminal, donde permanecimos sentados en la sala de espera. Aprovechamos el rato para comer los sándwiches, y descansar.
Supongo que faltaría una hora para las 22:00, cuando comenzamos a hacer la fila para ingresar al ferry. Se dio la casualidad que los hombres que estaban adelante y atrás nuestro eran pelados, parecía la fila para ingresar a la convención anual de pelados con dignidad (esos que cuando ven que se están quedando pelados se rapan la cabeza y/o llevan su pelada con orgullo sin querer ocultarla de maneras varias).
Tuvimos que presentar los pasaportes. Mi pasaporte de la comunidad europeo pasó rápido; el de Seba tardo más: lo miraron de punta a punta, y se preguntaban “Argentino in Croacia?”. Ahí ya comenzamos a dudar, mmm, se necesita visa para entrar a Croacia? No habíamos leído nada al respecto en nuestra extensiva búsqueda de información. Efectivamente no la necesitábamos! Finalmente, sin mediar preguntas ni nada, le sellaron el pasaporte y continuamos camino hacia el ferry.



Ingresamos por el mismo lugar por donde ingresaban los autos. Tuvimos que subir una escalera, con la valija a cuesta para llegar a la recepción. Ahí nos entregaron la llave del camarote y 2 pases para el desayuno. Como queríamos aprovechar la noche para dormir habíamos sacado pasajes en un camarote doble, para no estar con extraños y no tener que estar toda la noche con un ojo abierto controlando el equipaje. Si bien nos dimos ese lujo, dentro de las opciones elegimos el más económico: interno, con lavatorio y sin baño.
Una empleada nos fue guiando hasta nuestra pequeña morada. Tomamos un ascensor, que descendió 3 pisos!!!! Siii, 3 pisos, bien por debajo de la línea de flotación!!! Cuando bajamos del elevador, vimos hacia un lado un pasillo que conducía a la parte más civilizada, y para el otro lado la sala de máquinas!!! Dónde nos estábamos metiendo?!?!? Seguimos a la señorita, que por suerte enfiló para el lado más civilizado. Dimos unas cuentas vueltas hasta llegar al camarote, al final de varios recovecos. A medida que íbamos avanzando me preguntaba cómo iba a salir de ahí!!!!
Nuestro pequeño camarote, tenía 2 literas, un lavatorio y un sillón. Apenas entrábamos con las valijas y las mochilas!!! Frente a nuestra puerta teníamos los baños y una ducha.
Nos sentíamos como Di Caprio en el Titanic!!! Encima, en las paredes había unos carteles que decía que en caso de ingreso de agua al interior del barco las compuertas se iban a ir cerrando, más exactamente decían “5 seconds after the alarm bell watertight doors start closing automatically. Do not obstruct their closure. Special attention is requiered for children”. Nosotros estábamos pasando la última de las compuertas, o sea, la primera que se iba a cerrar!!!  Qué tranquilidad!!! 
Acomodamos las cosas y siguiendo nuestro instinto salimos del laberinto, llegando a la cubierta. Aun estábamos en el puerto, la gente y los autos continuaban subiendo al ferry. Al lado había otro barco de dimensiones similares, en el cual estaban entrando pequeños camiones pintados de un color verde- amarronado con un pattern de camuflaje. Realmente nos llamó la atención, hasta nos llegamos a preguntar si no había una guerra al otro lado del mar…
Recorrimos el barco de punta a punta, pasando todos los recovecos que pudimos. La hora seguía pasando y no sucedía nada. Pasaron las 22:00 hs, las 22:15 hs, las 22:30 hs, terminando partiendo a las 22:45 hs, 45 minutos después de lo previsto. En ese momento ya estábamos en el interior del ferry, mirando la partida a través de un ojo de buey. Luego de dar una vuelta más decidimos volver al camarote, no había mucho para hacer por ahí.
Había gente que comía o tomaba un drink en alguno de los restaurantes que había a bordo, otros que habían ido en grupos cuyos integrantes impresionaban ser amigos o familiares se juntaban en los sectores con mesas y sillas con sus bolsas y canastas con alimentos, otros simplemente se acomodaban en algún sillón o asiento para disponerse a dormir.
Ya en el camarote, cada uno se acomodó en su cama; yo en la de abajo, Seba en la de arriba. El pobre si se levantaba distraído se golpeaba la cabeza con el techo de tan bajo que estaba. El silencio del lugar permitía escuchar un ruido lejano que provenía de los motores, que sumado a una leve oscilación, daban una extraña sensación.  Luego de estar un buen rato en vela, los ojos se cerraron.
Tras algunas horas nos despertamos sobresaltados por los golpes en la puerta y los gritos de “Dubrovnik”. Mmm, que raro… nos habíamos quedado dormidos??? Mmm, habíamos puesto los despertadores, y aun no habían sonado… De hecho, faltaban unos minutos para las 6:00 hs.
Totalmente desorientados salimos de la cama y nos colocamos las zapatillas. Nos asomamos a ver qué sucedía en el exterior, pero no vimos a nadie.
Nos adecentamos un poco, agarramos nuestras cosas y salimos. En el camino nos encontramos con un señor de limpieza que casi no hablaba inglés, pero logramos entender que pronto comenzarían a servir el desayuno. Dejamos nuevamente las valijas, y nos fuimos al sector desayunador.
Hicimos la fila, que con cierto orden fue avanzando, a medida que la gente iba poniendo en su bandeja lo que iba a desayunar. Agarramos una infusión, tostadas, jugo, manteca y mermelada. Conseguimos una mesa junto a una ventana. Cuando ya estábamos terminando comenzamos a divisar a los lejos tierra firme!









Fue muy linda la llegada. Fuimos poco a poco viendo primero una isla y luego la costa. Un día precioso sin una nube, y el sol que comenzaba a hacerse presente. La mejor forma de llegar a Dubrovnik!

jueves, 21 de marzo de 2013

Un día en Bari

By Sole

Mayo 2012

El tren nos dejó en la estación Bari Centrale, ubicada en la zona moderna de la ciudad. Con las valijas a cuesta, caminamos hacia Corso Vittorio Emanuele II, avenida que marcaba el límite con la ciudad antigua. Dejamos atrás la civilización, y entremos en el túnel del tiempo. Es increíble como cambia todo con solo cruzar una calle!
Comenzamos a caminar por callecitas angostas, adoquinadas, donde sólo podían circular motos y bicicletas. Casas antiguas, con ventanas y balcones con flores y ropa tendida, y santuarios instalados en algunas fachadas, creaban un ambiente de ensueño.




Caminamos un rato sin rumbo, perdiéndonos en las calles enrevesadas en busca de un lugar donde sentarnos a comer. A medida que iba pasando la hora iba disminuyendo la cantidad de gente en la calle. Tras dar la vuelta a toda la península, terminamos en la Piazza del Ferrarese, donde nos atrajo un pequeño restaurante llamado La Locanda di Federico, donde había bastantes comensales.



Leímos la carta en inglés e italiano, resultándome muy difícil la elección del plato. La mayoría parecía tener algún tipo de animal en su interior, incluyendo caballo y grillos. Ante cualquier error de traducción que terminase con un insecto en mi plato, no quedó otra que pedir ñoquis con salsa de tomate y muzzarella. Seba no tuvo tanto problema, y eligió  "calamarata con i frutti di mare", unos fideos en forma de anillos de calamar, que hacían de cementerio de varios bichitos de mar. El postre fue discreto, frutta di stagione. Comimos muy lentamente, disfrutando del lugar; aún teníamos unas cuentas horas para pasear con las valijas por la ciudad.
Con el estómago lleno, volvimos al ruedo! No queríamos caminar demasiado porque parecía que todo el mundo dormía la siesta, y las rueditas de las valijas hacían bastante ruido contra el piso de piedra. Corríamos el riesgo que alguien nos tirase un baldazo de agua fría desde una ventana…
Visitamos la iglesia San Nicolás, el patrono de la ciudad. Si bien también está la catedral, esta impresionaba ser la iglesia más importante. En su interior se encuentra la reliquia de San Nicolás de Bari.



Como en los días siguientes iba a haber una festividad, estaban ornamentando las calles con luces y carteles. Los encargados de realizar estos trabajos eran los únicos que estaban dando vueltas por ahí.
Cuando nos fuimos acercando a las 5 de la tarde, la gente comenzó a salir de sus casas, los niños a jugar en las calles, y la gente mayor salió con sus sillas a las puertas de sus viviendas. Las calles comenzaron a cobrar vida. Creo que de tanto caminar, por algunos lugares pasamos media docena de veces…
Al estar rodeada de mar, como es de esperar, hay una costanera muy bonita con bancos para sentarse. En el sector donde estuvimos no se veía ninguna playa, sino que sólo agua con algunos veleros amarrados. También caminamos algunos metros viendo la costa.
Ya se acercaba la hora de la merienda, y el estómago estaba reclamando alimento… qué mejor que comer un helado??? No dejamos pasar la oportunidad y compramos gelato. Nos sentamos al sol, frente a la iglesia San Nicolás a degustarlo. Nos entretuvimos viendo a la gente pasar, analizando la logística de una pareja de mendigos, que como en todo el mundo no podían faltar en la puerta de la iglesia, y escuchando discutir sobre fútbol a un grupo de lugareños.
Antes de ir hacia el ferry, entramos en una pequeña despensa a comprar pan y fiambre para un sándwich. Esta fue una de las compras más complicada donde tuvimos que utilizar nuestras limitadas destrezas en el idioma italiano, para pedir los ingredientes y pedirle que armara un sándwich. Lo logramos!!! No sé que clase de fiambre nos dió en lugar de jamón cocido, pero era bastante oloroso. Cada vez que abría la mochila donde los habíamos colocado, salía olor a fiambrería.
Como todas las provisiones para el viaje, nos fuimos hacia el Molo San Vito 4, desde donde partiría en algunas horas el ferry.
Como era temprano, el lugar estaba prácticamente desierto. Buscamos las ventanillas de Jadrolinija para obtener los pasajes con los datos que habíamos recibido por e-mail cuando habíamos realizado la compra. Averiguar algo ahí fue más difícil que comprar en la fiambrería. El empleado hablaba croata y un poco de italiano, y muchísimo menos de inglés. Sólo fue capaz de decirnos que teníamos que buscar a “Marisabel” o tal vez “Maria Isabel”, y nos dio una indicación, que nos condujo a la calle nuevamente. Antes de que saliéramos del edificio nos interceptó un empleado de mantenimiento del lugar, y nos indicó que teníamos que tomar un bus/ van que pasaba cada 30 minutos para ir a otro muelle a realizar el canje de pasajes. En nuestra misma situación había un par de personas más, que estaban formando una fila para tomar el bus.
Pasados unos 5 minutos, apareció el micro, al cual subimos y nos llevó a otro muelle que estaba ubicado a unos 15 minutos de San Vito 4. Cuando bajamos, nos juntamos a la fila de gente que aguardaba la apertura de la ventanilla.
Tras esperar una media hora y conseguir nuestros pasajes regresamos al muelle de donde partiríamos a las 22 hs.

anterior/ siguiente

miércoles, 20 de marzo de 2013

De Roma a Bari

By Sole

Mayo 2012

Nos levantamos temprano, desayunamos y partimos con las valijas. Teníamos que ir a la estación de tren “Termini Central”. Si bien estábamos a pocas cuadras, decidimos tomar el metro por una estación, de Vittorio Emanuele a Termini, para no tener que arrastrar tanto la valija.
Casi todas las escaleras mecánicas que se fueron presentando en nuestro camino, no funcionaban! Así que tuvimos que subir y bajar varios pisos cargando las valijas. Creo que hicimos mucho más esfuerzo físico que si hubiésemos ido caminando esas cuadras. Mi cerebro malicioso llegó a sospechar que era una treta de la gente del metro para desalentar el viaje de turistas con valijas, sobre todo durante el horario pico.

Llegamos a Termini con suficiente tiempo por delante para encontrar de qué andén o binario partía el tren y buscar los carteles que anunciaban las partidas y llegadas. Recorrimos con la vista los carteles hasta encontrar nuestro tren, había una palabra al lado que nos llamó la atención “SOPPRESSO”. Mmm, sin saber exactamente que significaba eso, pero intuyendo que podría ser un “suprimido”, nos acercamos a un hombre de seguridad que estaba en el andén. En una mezcla de inglés e italianos le preguntamos por nuestro tren y el soppresso que tenía al lado, poniendo cara de “ufff, están en el horno” nos indicó que fuésemos a averiguar a las boleterías.
Comenzamos a caminar y las únicas boleterías que veíamos, eran máquinas auto-service de expendio de pasajes. Luego de dar varias vueltas y meternos en un lugar y otro, llegamos a la oficina- boletería. En el exterior de la misma había una fila de unas 10 personas. En las inmediaciones había una empleada que me informó en inglés que debíamos tomar el tren rápido que salía media hora después. Desconfiando de mi entendimiento, y sin tener nada escrito que justificara nuestra presencia en otro tren, continuamos haciendo la fila. Los de adelante pasaron bastante rápido, muchos eran estudiantes que buscaban su comprobante de llegada tarde por retraso del tren.
Cuando le presentamos nuestro problema a la empleada del interior del local, nos puso la misma cara que el hombre de seguridad y nos dijo que no sabía nada al respecto.  Luego de consultar con otros empleados nos anotó en nuestra constancia de reserva, los datos del tren que debíamos tomar.

No teníamos mucho apuro por llegar a Bari, eran las 8:30 de la mañana y nuestro ferry salía a las 22 hs. Justamente por esto en  un principio sacamos el pasaje en un tren común que partía de Roma a las 8:20 y llegaba allá a las 14:30.
Ahora íbamos a tomar el tren de las 8:45 que llegaba a las 12:30 hs. Todo muy lindo, tren más rápido, seguramente de categoría superior al otro, pero… no teníamos número de asiento y el tren no era directo. Como consecuencia de esto, hasta que arrancó cambiamos varias veces de asiento a medida que iban apareciendo los pasajeros que tenían asignado ese lugar.
Una vez que partimos el problema continuó, porque el tren  tenía varias paradas intermedias en las que subía y bajaba gente con asiento asignado. Llegó un momento que me cansó tanto la situación que casi termino sentada en el piso. Cada estación era estar atentos a ver si venía alguien a desalojarnos, y ver donde nos podíamos sentar. Ni hablar de la cara de traste de los “dueños de los asientos”, que te desalojaban con su mirada y un gruñido, como si fuésemos polizontes!
En la desorganización no hay diferencia entre Argentina e Italia, no les costaba mucho meterse en la computadora y ver que asientos estaban vacíos para reubicar a la gente del tren soppresso para evitar toda esta situación de stress.




Finalmente, con apenas unos 10 minutos de retraso, llegamos a Bari!!! Hacía calor y el cielo estaba despejado, era un día espectacular!

anterior/ siguiente

martes, 19 de marzo de 2013

Roma - Gianicolo y Trastevere

By Sole

Tomamos un camino zigzagueante que transcurría dentro de un parque elevado, el Gianicolo, en el lado oeste del Tiber. Creo que los pocos niños que vimos en Roma, fueron justamente en este lugar, ya que el camino pasaba frente al Ospedale Bambin’ Gesù. Al estar elevado, ofrecía una maravillosa vista de la ciudad que se levantaba del otro lado del río.





En el parque encontramos el Faro Manfredi, que según la inscripción en el mismo, había sido un regalo de los inmigrantes italianos que emigraron a Argentina.

Me pareció un parque muy lindo, un oasis verde entre tantas plazas de piedra, un lugar muy apacible para sentarse a comer algo, a leer, o simplemente a descansar.

El caminito nos condujo a Trastevere. Esta vez pudimos recorrer sus calles sin lluvia. No dejamos pasar la oportunidad de sentarnos en un café a tomar un capuccino con una porción de torta, que fue seguida de un gelato de cioccolato e fragola; simplemente excelente.



Después de esto dimos las mil y una vueltas por Trastevere y sus alrededores, cruzando el río Tiber a través del Ponte Sisto. Unas cuadras más nos llevó a Corso Vittorio Emanuele. Habiendo pasado las 17 hs, nos preguntamos, “y ahora qué hacemos?”. Decidimos ir a ver el atardecer al mirador del Campidoglio, a contemplar esa espectacular vista que tuvimos el primer día, pero con una iluminación diferente. Fue una buena decisión, que no nos decepcionó ni un poquito. Recomendable.

Como al día siguiente teníamos que madrugar para tomar el tren, fuimos a comer un rato después de las 19 hs. Volvimos a la Piazza della Madonna dei Monti, el lugar donde habíamos comido el primer gelato italiano. Frente a la fuente de la piazza había un restaurante con varias mesas exteriores. Dado que la temperatura aún era agradable, cometimos el error de sentarnos afuera. Al los pocos minutos de sentamos, en una única mesa que quedaba libre, constatamos que los comensales de las mesas vecinas eran fumadores empedernidos, adictos que no podían evitar sacar uno tras otro los cigarrillos de sus cajitas de cartón, con grandes carteles que informaban los efectos adversos de ese tóxico. Era un mix de gente que salía a cenar y otra que estaba en una especie de after office tomando alcohol y picando alguna bruschetta. En la nube de humo comimos una ensalada de lechuga, tomate, atún y 3 aceitunas, risso ai funghi y focaccia. La comida estuvo buena, pero no el ambiente. Una vez que terminamos, volvimos al hotel a acomodar las valijas que apenas habíamos tocado.

anterior/ siguiente

lunes, 18 de marzo de 2013

El Vaticano

By Sole

Mayo 2012

Con el estómago lleno, tomamos Via della Conciliazione, donde nos detuvimos en algunos negocios a comprar medallitas y unos mini rosarios. A medida que nos íbamos acercando a la Piazza San Pietro, la cantidad de gente iba increcendo, al igual que la temperatura. Realmente la mejor manera de llegar al vaticano es por Via della Conciliazione donde uno va teniendo una gran vista del majestuoso complejo.

No era casualidad esa cantidad de gente, era miércoles! El papa estaba dando la bendición. La piazza estaba cercada y para ingresar había que pasar un control de seguridad.  Empleados de seguridad del lugar revisaban las carteras, mochilas y bolsos de todos los que quisieran ingresar al lugar. Nos sometimos al registro de bolsos y pasamos. No tengo mucha idea de las distancias, pero calculo que a no menos de 100 metros se veía una tarima con un par de individuos.  A los costados había 2 pantallas grandes que mostraban lo que estaba sucediendo ahí adelante.


Fue algo muy raro, me dio la sensación de estar en un programa de televisión donde el conductor va nombrando a los invitados y la gente aplaude. En ese momento había un religioso nombrando a los grupos de diferentes ciudades y países que habían concurrido a la bendición. A medida que estos eran nombrados, levantaban sus banderas y gritaban, mientras algunos aplaudían. Pocos minutos después de estas presentaciones, o tal vez agradecimientos por haber venido, el papa Benedicto XVII tomó la palabra para dar la famosa bendición en diferentes idiomas. Es este el momento en el que todos sacan los recuerdos comprados en los alrededores para que sean bendecidos.








Terminado esto vino la desconcentración!!! La paz y el amor reinantes en la bendición se transformaron en odio y fuerza bruta! Miles de personas que estaban en esa especie de corralito, queriendo salir primeras!!!  Golpes e insultos por todos lados!!! 
Los organizadores no tienen demasiadas neuronas funcionantes!!! En lugar de abrir más compuertas para que la gente salga, abren sólo un par para ver como se golpean entre si!

Serían las 12:45, aún teníamos unos 45 minutos por delante. Enfilamos hacia la entrada del museo. En ese momento agradecimos la iluminación divina que nos hizo sacar las entradas con anticipación, e hizo que los E5 que pagamos de más valieran la pena! Había 7 cuadras de fila para entrar!!! Una fila bastante compacta que no parecía avanzar muy raudamente. A los costados, acosándolos estaban los revendedores de entrada que se aprovechaban de los que no querían calcinarse bajo los rayos de sol del mediodía.

Caminamos unas cuadras más por los alrededores, y las 13:20 nos acercamos a la puerta para ver si nos dejaban entrar!!! Y entramos!!! Canjeamos los vouchers que teníamos impresos por entradas de verdad. Antes de ingresar al museo propiamente dicho hicimos una escala en el toilette, donde también había fila! Justo quedé en el medio de un grupo de mujeres de 50- 60 años, con acento español, que hablaban a los gritos por más que estuviesen a 50 cm de distancia. En ese momento, casi me explota la cabeza!!!
Cuando hablamos de museos Vaticanos, hablamos de un conjunto de museos entre los que incluimos a la Capilla Sixtina. Es un lujar sumamente lujoso, lleno de obras de arte por todos lados. Cuadros, esculturas, frescos en las paredes, mapas, alfombras, molduras, etc, etc, etc.

Tras subir un largo espiral, llegamos a la primera sala. De acá en adelante, fuimos prácticamente en fila, donde uno debía avanzar si no quería quedar sepultado bajo los zapatos de los que tenía detrás. Todo fue más o menos bien, hasta que llegamos a un lugar más estrecho, regido por la ley de la selva; pasaba primero el más grande. En las salas donde había pinturas de algún pintor famoso, como Rafael, el atascamiento era peor. No solo estábamos los que íbamos por nuestra cuenta, sino que también había grupos que iban en tours, que se detenían con su guía en estas salas para recibir la explicación pertinente. Hemos constatado que cuando la gente va en un tour, se comporta como niños de jardín de infantes en excursión que van agarrados de la mano para que no se pierda nadie: acá sin llegar al extremo de agarrarse de las manos, avanzaba el guía y atrás venía el malón, el que se interpusiera en el paso ponía su vida en riesgo!!!








La frutilla del postre es la capilla Sixtina, donde no se puede hablar en voz alta ni se puede sacar fotos, con la justificación de que el flash de las fotos puede dañar las pinturas. Acatamos las indicaciones del lugar y no sacamos ni una foto de contrabando, nada, de nada. Pero no todos se comportaban de la misma manera! El guardia de seguridad no daba a basto para decir “Please, no photo”, “no photo”, “no photo”, “sshhhhh”. Acá conseguimos un lugar en el largo de banco que hay rodeando la sala, y nos quedamos un ratito contemplando la fabulosa obra de Miguel Ángel  Es increíble como alguien pudo haber pintado semejante pintura en el techo, desde un andamio, sin perder la perspectiva.



Cuando salimos, regresamos a Piazza San Pietro; queríamos visitar la Basílica. Los planes quedaron truncos cuando vimos la cantidad de gente que había. La fila rodeaba toda la piazza!!! Para hacer la situación más intolerable, el sol brillaba con todo su esplendor, provocando que la temperatura ambiente fuese bastante elevada. Decidimos suspender la visita y continuar paseando.

anterior/ siguiente

martes, 12 de marzo de 2013

Roma - El Panteón y la salumeria

By Sole

Día 3

Comenzamos el día con el mismo desayuno de todos los días; como un Deja vu del día previo.
Tomamos el metro hasta la estación Flaminio para ir hasta Piazza del Popolo, un complejo que involucraba la Porta del Popolo, un obelisco egipcio y la Basílica de Santa Maria del Popolo, en cuyo interior está la Crocefissione di San Pietro, de Caravaggio. Motivados por la presencia de este fresco entramos a la iglesia tras esquivar algunos mendigos (por regla general, no hay iglesia que no tenga alguien pidiendo monedas en la puerta), pero … para ver el Caravaggio había que poner moneditas! Esta vez no había turistas, probablemente porque aún no eran las 9 de la mañana, así que nadie puso dinero para iluminar la obra de arte italiana.

Seguimos por Via Margutta, calle que figuraba en las guías como muy pintoresca y la preferida de los artistas. Habiéndola recorrido en toda su extensión no nos pareció para nada atractiva, el día anterior habíamos caminado por calles mucho más bonitas y con más encanto. La Via Vittoria nos condujo hasta Via del Corso, y tras cruzarla chocamos con el Mausoleo Augusto. Roma tiene la particularidad de estar minada de construcciones y ruinas ancestrales, escondidas entre edificaciones más recientes.

Nuestro próximo destino fue el Panteón. El día anterior, lo habíamos visto desde afuera, no podíamos dejar de ver su interior. Obra arquitectónica, que luego de 2000 años de construida, aún maravilla a todos los estudiosos de la materia. En su origen fue un templo pagano dedicado a varias divinidades de la mitología romana, devenido en iglesia católica, en cuyo interior actualmente descansan los restos de Rafael, Vittorio Emanuele II y Umberto I, entre otros.


Además de una puerta enorme de hierro muy ornamentada, llama la atención la cúpula semiesférica que conforma del techo. Esta está perforada por un óculo de 9 metros de diámetro, que no tiene ningún tipo de cubierta, permitiendo el ingreso de luz que ilumina naturalmente el interior del edificio. Este agujero, no solo permite la entrada del sol, sino también de la lluvia y de alguna que otra paloma curiosa.







Seguimos caminando, aún quedaba mucho por recorrer! Tras pasar nuevamente por Piazza Navona, nos detuvimos en una fiambrería con muy buena pinta llamada Ruggeri, donde desplegamos todas nuestras destrezas de comunicación! Compramos un panino di prosciutto crudo e formaggio, lo que implicó preguntarle al vendedor si nos podía hacer un sándwich y la elección del fiambre y el queso. Este sería nuestro almuerzo, pero aún faltaba para eso.



Teníamos planeado visitar el Vaticano; de hecho ya teníamos las entradas compradas para el Museo Vaticano. Fieles a nuestra previsión, que seguramente raya la obsesión, antes de viajar sacamos las entradas con el objeto de evitar las largas filas que habitualmente hay para sacar las entradas en el momento y entrar. Teníamos hora de visita a las 13:30, y aún eran las 11 y algo de la mañana, no teníamos mucho apuro.


Caminamos una cuantas cuadras más hasta llegar al Ponte Sant’ Angelo, un puente mucho más ornamentado que el que habíamos cruzado el día anterior, lugar de trabajo de vendedores ambulantes y artistas, incluyendo un par de “gladiadores” que parecían haber perdido su Coliseo.  Los pasamos de largo, sin caer en sus embaucadas; también habíamos leído sobre estos timos.




Observamos por fuera el Castel Sant’ Angelo, un edificio muy vinculado a la historia de Roma, utilizado entre otras cosas como sepulcro del emperador romano Adriano y su familia, y refugio del papa Clemente VII. Nos detuvimos en una plaza que hay en uno de los lados, la Piazza Pia, que realmente se parece más a lo que nosotros llamamos plaza, con pasto y bancos. En este mismo lugar, el panino que habíamos comprado en la salumeria, fue ajusticiado!!! Qué calidad de producto por E3! 

anterior/ siguiente